En el post anterior tratamos con los objetos que tenemos a mano, nuestros muebles. Ahora complementaremos nuestro salón con la decoración.

• Colores: el salón está asociado al fuego, de ahí que un toque de rojo fortalecerá esta estancia.  Para determinar los colores del salón, es aconsejable hacer pruebas, pues cambiar de color no es como cambiar de camisa. Además, el tono de color cambia en función de la hora del día, así que no es un tema que tomar a la ligera. Personalemente soy defensor de los tonos neutros o sutiles, que  luego se pueden combinar con cojines, alfombras, cuadros, telas, etc…de color más llamativo. Lo importante es que cuando los veamos, nos inspiren.
• Cuadros  y objetos: Debemos tener los objetos más significativos en nuestro salón; una colección,  trofeos deportivos, objetos cerámicos o de cristal, (por no hablar de espadas o armas o trofeos de caza, totalmente prohibidos!),  etc…atraen el polvo y sobrecargan la visión; no digo que no tengamos, pero hay que priorizar. En cuanto a los cuadros, han de reflejar temas agradables y armoniosos, y sobre todo, ser  alegres. Estos, combinados con fotografías de nuestros seres queridos,  crean una atmósfera agradable.
• Iluminación: debe ser variable, es decir, debemos tener una luz abundante para actividades familiares o juegos con  niños, pero también debemos tener una luz tenue o una luz indirecta para  cuando queramos relajarnos. Podemos aprovechar la iluminación artificial para dar un toque artístico a nuestro salón, y para eso qué mejor aliada que una lámpara chula. Eso si, no hay nada comparable a la iluminación natural: gratuita y revitalizante, es fundamental en esta “estancia de día”.
• Esencias : Naranja, Bergamota y Jazmín son algunas esencias adecuadas para aromatizar la sala de estar, aunque insisto, la mejor esencia es aquella con la que te sientas identificad@.
• Proporción: ¿verdad que los techos demasiado altos o demasiado bajos nos producen un hormigueo interior cuando los vemos? La altura ideal de una estancia está entre 2,5 y 2,90 m, en función de las dimensiones de la misma, claro. ¿Qué soluciones hay si no tenemos estas dimensiones? Si tenemos un techo bajo, la luz indirecta y los muebles bajos mantendrán la proporción. Si tenemos un techo alto, podemos delimitar la altura ideal con cenefas, hileras de cuadros, molduras, un cambio de color en la misma pared, etc…

Por último, varias cuestiones de rutina diaria que debemos evitar:

–          Acumulación de periódicos y revistas.

–          Ceniceros llenos.

–          Copas y vasos usados.

–          Juguetes u otros objetos por el suelo.

–          Hojas caídas de plantas

–          Facturas sin pagar y cartas sin contestar encima de la mesa.

Como vemos, en el Feng Shui hay mucho de sentido común y un poquito de organización. Ánimo!, y a revitalizar nuestros salones!