Ayer tuve la oportunidad de ver por primera vez “Constructor a la fuga”, programa de La Sexta que ha conseguido que el amarillismo llegue a nuestro sector, el cual si ya gozaba de cierta imagen de dejadez en España, el programa no ayuda a mejorar dicha imagen.
Se ha pasado de mostrar enormes casas lujosas a mostrar el chapuceo más radical que puede darse en una obra. Además, con bastantes errores de base.
Aquí cito un listado de los errores observados en el programa:
- No hay presupuesto firmado (no entramos en lo detallado del mismo).
- Se anticipa el 90% del coste de la obra (qué cliente hace eso?)
- Se vierten escombros a una calle peatonal sin colocar protección contra el polvo o proyecciones de material. Por no hablar de la señalización del contenedor… La seguridad también es importante!
- Seguimos con la seguridad: si creen que con un casco, unos guantes y unas gafas tienen todo lo que necesitan para salir indemne de una obra, que venga y lo vea un inspector ¿Saben que existen monos y botas de seguridad, que son de obligado cumplimiento aunque sea una reforma interior de vivienda y, además, en verano en Granada?
- Todo tiene pinta de que la obra se hace bajo criterio del dueño de la casa y con el consenso del constructor.
- El programa es conducido por un constructor (o albañil, como él mismo se cualifica) supongo que por aquello de poder hablar de tu a tu con el constructor/pirata de turno; aparte, tenemos a las víctimas/ usuarios de la vivienda; a una investigadora resultona que encuentra al constructor pirata; casualmente aparece el padre de la criatura para redondear la guinda sentimental del programa. Y para rematar, el decorador que le da el toque «chic» a la vivienda. Todo me parece correcto y respetable. Y ante todo este “starring” yo pregunto, ¿Quién necesita de un técnico que asesore a los usuarios de la vivienda sobre el uso de espacios y qué materiales son los más idóneos, que les haga unos planos que guíen qué hacer en la obra, unas mediciones para obtener un presupuesto óptimo y cerrado de parte del constructor, un control de calidad de lo ejecutado y un control en los ritmos de trabajo?
Bajo la cortina de conseguir la mejor audiencia posible, se ofrece una imagen degradada del sector; los que estamos dentro sabemos que hay muchos y muy buenos constructores; pero lo que más me molesta es el ninguneo a la figura del técnico, bien sea arquitecto o aparejador; el programa podría ser una oportunidad brutal para potenciar este perfil de profesional, que ante lo que se pueda pensar como un gasto innecesario, es una de las mejores inversiones que se puede realizar a la hora de afrontar una obra. Y potenciarlo de un modo real, no como decorador, no como profesional que hace casas de desmesurado tamaño y lujo, inaccesibles al 90% de la gente, sino como un solucionador de cualquier problema o duda que surja alrededor de nuestras viviendas.
Esperemos que esta figura aparezca con la relevancia que merece en sucesivos programas.